Te invitamos a vivir una experiencia que captura la esencia de esta estación, destaca la biodiversidad y la rica herencia cultural de Chubut.
Después de un invierno riguroso, los días comienzan a alargarse y la temperatura sube. Los paisajes se transforman, los pingüinos regresan a los nidos que dejaron el año anterior y las tradiciones galesas se renuevan entre frutales en flor.
Hoy te llevamos a caminar por Punta Tombo, una de las colonias más importantes de pingüinos de Magallanes del mundo. Luego seguiremos paseando por el legado galés inmerso en el Valle Inferior del Río Chubut, con sus casas de té, sus capillas históricas y sus chacras que despiertan en primavera ostentando todo su color.
La llegada de los pingüinos de Magallanes a Punta Tombo
Cada primavera, la costa patagónica se llena de vida con el arribo de más de 500 mil pingüinos de Magallanes a Punta Tombo, un espectáculo natural que se repite año tras año.
Esta pingüinera es una de las más grandes y emblemáticas del mundo. Ofrece una experiencia única que permite a los visitantes sumergirse en su fascinante ciclo de vida.
El área está cuidadosamente delineada por senderos que permiten literalmente caminar entre los pingüinos y observar su rutina diaria: desde la construcción de los nidos hasta los rituales de cortejo y el cuidado de sus crías. Aquí, humanos y pingüinos conviven silenciosa y respetuosamente.
¿Cuándo llegan los pingüinos?
Los pingüinos arriban a Punta Tombo a mediados de septiembre para reproducirse. A lo largo de los meses de primavera y verano, las parejas anidan y crían a sus polluelos, incluso reutilizan el nido realizado por ellos mismos el año anterior.
Durante esta época, el espectáculo está garantizado: los pingüinos se zambullen en las olas frías, alimentan a sus crías y pasean con su gracioso andar bajo el sol. Es una experiencia muy enriquecedora en cuanto a conservación ambiental.
La pingüinera de Punta Tombo subraya la importancia de la preservación, no solo por su belleza, sino por el equilibrio de su rica biodiversidad.
Si bien los grandes protagonistas de la patagonia en primavera son los pingüinos, esta estación trae consigo una diversidad de fauna que llena de vida la región. Es común ver lobos marinos, guanacos, maras, zorros y aves migratorias.
Consejos para los visitantes
Para quienes planean visitar Punta Tombo, es recomendable hacerlo entre septiembre y marzo. Es importante seguir las normas de la reserva, como mantener la distancia adecuada de los nidos, no salirse del sendero y no alimentar a la fauna.
Acá podés encontrar toda la información para planificar tu visita. Un viaje ideal para hacer en familia, por su impacto vivencial y su enseñanza de conservación.
Circuito galés: capillas, casas de té y paisajes en flor
La llegada de los colonos galeses en 1865 marcó el inicio de una de las historias más fascinantes de la región. A bordo del buque Mimosa, un grupo de galeses llegó a las costas del Golfo Nuevo buscando preservar su lengua, cultura y tradiciones; lejos de la opresión inglesa de ese entonces.
Esta travesía originó la fundación de pueblos y forjó una identidad cultural única que se perpetúa hasta hoy.
Los galeses se establecieron en el Valle Inferior del Río Chubut, donde lograron desarrollar una agricultura en tierras áridas, inmortalizar su cultura y sus recetas tradicionales.
Hoy, la impronta galesa se respira a través de la arquitectura de sus capillas, de las casas de té y de las festividades culturales.
Visitar esta zona en primavera tiene un encanto adicional: el valle se viste de color con la floración de los cerezos y otros frutales como el membrillo, el peral y los pintorescos sauces llorones, que añaden una nota nostálgica al paisaje.
Circuito de capillas galesas
Las capillas galesas son la herencia arquitectónica que simboliza la fe y la determinación de los primeros colonos. Construidas a finales del siglo XIX y principios del XX, estas capillas no solo servían como lugares de culto, sino también como centros de reunión donde se juntaba la comunidad galesa para discutir asuntos importantes.
Son construcciones sencillas que reflejan la austeridad de la época en la que fueron edificadas. Albergan la capacidad de transportar al pasado en un viaje de conocimiento y respeto.

En ellas surgió la tradición del té galés: cuando la comunidad se reunía, cada familia llevaba preparaciones caseras para compartir junto al té caliente. Así, esta ceremonia se convirtió en un símbolo de la unidad de la colonia, y se sigue celebrando hasta nuestros días.
Estas capillas representan la resiliencia y la unión características de la comunidad galesa.
En primavera, el paisaje alrededor de estas capillas se cubre de flores.
Las capillas galesas de Chubut que se pueden visitar en el recorrido que va desde Rawson hasta 28 de Julio son dieciséis.
Se recomienda planificar la visita con anticipación, ya que las capillas tienen sus propios horarios de apertura y guía.
Casas de té en Gaiman: una tradición que reconforta
La tradición del té galés es uno de los legados más simbólicos de la comunidad galesa en la Patagonia.
Las casas de té recrean la ceremonia nacida en las capillas de la época de la colonia, donde las personas se reunían para conversar, acompañadas de delicias caseras y té caliente.
Uno de los valores que enmarca esta experiencia, es la cuidada hospitalidad galesa que acompaña la tradicional repostería casera.
