Vacaciones de Verano en Patagonia: Montañas y Mar | Memorable

Nuestra Patagonia conserva una mística que atrae a viajeros de todo el mundo. Familias con niños pequeños, adultos mayores, grupos de amigos, viajeros solitarios. Deportistas, mochileros, aventureros. 

Todos comparten un objetivo en común: sumergirse en la inmensidad de los paisajes naturales y llenarse de aire puro los pulmones.

Las distancias son grandes y las poblaciones son pocas. Quienes eligen viajar a Patagonia requieren planificar mínimamente antes de emprender el viaje.

Podés contratar un paquete turístico en una agencia, pero es fácil visitar la Patagonia de forma independiente: hay alojamiento para todos los gustos, excelentes lugares para acampar, colectivos y minibuses frecuentes, excursiones de todo tipo y la gente de la zona es muy hospitalaria. 

En toda la región, la comida y la bebida son exquisitas. Todas las preparaciones tienen personalidad propia que sólo se deja degustar en la Patagonia. 

Cordero asado, trucha, merluza, langostinos, mariscos, guisos y preparaciones ahumadas son los protagonistas en los restaurantes. Fruta fresca recién cosechada como cerezas, frambuesas, frutillas abundan en el verano. 

La repostería casera se nutre de los ingredientes autóctonos para preparar deliciosas tortas, tartas y budines. También encontrarás dulces caseros, cervezas y licores artesanales.

Podés elegir visitar las costas infinitas del Atlántico o el aire húmedo de los Andes, acá te dejamos una pequeña guía de viaje para que no te pierdas lo mejor de vacacionar en la Patagonia en verano.


Viajar a Patagonia por la costa inmensa

 

Explorar la costa atlántica de la Patagonia es relativamente fácil: la Ruta Nacional 3 recorre todo el camino desde Buenos Aires hasta Río Gallegos. 

En la costa norte de Chubut, los dos grandes protagonistas son Gales y las ballenas.

 

Impronta galesa: cuando los caminos no eran caminos

 

En 1865, 153 inmigrantes llegaron desde Gales a bordo del velero Mimosa y establecieron asentamientos a orillas del río Chubut. 

Los pueblos que surgieron de esta colonización fueron Rawson, Puerto Madryn, Trelew, Dolavon y Gaiman. 

La cultura galesa se respira en todos sus rincones. Salones de té invitan a seguir con la tradición de los primeros colonos y ofrecen sus preparaciones caseras basadas en las recetas heredadas de sus antepasados galeses. Es una de las paradas obligadas cuando decidís viajar a Patagonia.

También se puede realizar el circuito de las capillas galesas construidas para las reuniones de la comunidad. Éstas se mantienen “vivas” y reciben a turistas para sumergirlos en el encanto de la época. Es recomendable confirmar horarios de apertura antes de visitarlas.

Es un recorrido que transporta al tiempo de la colonia y devela historias de los primeros habitantes que se aventuraron a lo desconocido.


Las ballenas y la increíble vida marina

 

En el Atlántico Sur la vida marina es asombrosa y posee una característica que pocos lugares ofrecen: se la puede apreciar dentro de su entorno natural.

Las ballenas francas australes pueden verse pariendo en invierno frente a Puerto Madryn, aunque el mejor lugar para verlas es Puerto Pirámides en la península de Valdés, desde donde pequeñas embarcaciones permiten a los visitantes acercarse a los enormes cetáceos. 

Orcas, elefantes y lobos marinos son visibles frente a la costa de la península durante todo el año. 

La ciudad de Puerto Madryn recibe turistas en todas las estaciones. En verano, las amplias playas invitan a disfrutar del mar tranquilo y cristalino. Además del descanso, se pueden realizar diferentes deportes náuticos como kayak, windsurf y buceo.

Al sur de Madryn, en Punta Tombo, en plena temporada viven más de 600 mil pingüinos de Magallanes, la colonia más grande del mundo de esta especie. Residen en la pingüinera de septiembre a marzo. 

 

Viajar a Patagonia: Punta Tombo

Photo by Fermin Rodriguez Penelas on Unsplash

Otro de los atractivos de la zona son los dinosaurios; se han encontrado muchos fósiles en la Patagonia y Trelew tiene una excelente colección en su Museo de Paleontología Egidio Feruglio.

Ahora, si querés hacer el recorrido que hicieron los galeses hace más de 150 años, te invitamos a viajar hacia los Andes en un largo viaje a través de la estepa.

 

Cordillera patagónica, donde la naturaleza salvaje gobierna

 

Haremos un recorrido de norte a sur, comenzando por la región lacustre de las provincias de Río Negro y Neuquén. 

Junín de los Andes, San Martín de los Andes y Villa La Angostura son ideales para hacer caminatas, deportes de montaña, pesca deportiva, cabalgatas y tiene amplia oferta en alojamientos para todos los bolsillos.  

Es el punto de partida para un recorrido imperdible: la ruta de los Siete Lagos, que serpentea durante 110 km entre lagos rodeados de picos andinos y bosques de hayas, arrayanes y notros rojos.

Más al sur se encuentra Bariloche, a orillas del inmenso lago Nahuel Huapi. 

Viajar a Patagonia: Bariloche

Photo by Hector Ramon Perez on Unsplash

 

Abundan actividades para sumergirse en la naturaleza estival. Hay excursiones tradicionales, paseos lacustres, rafting, senderos de trekking y ciclismo, deportes de montaña y aventura. Si los combinamos con la oferta gastronómica y cultural, este destino se convierte en uno de los más completos de la zona.

Siguiendo viaje llegamos al Parque Nacional Lago Puelo, ubicado al norte de Chubut.

Los viajeros notan un cambio de clima extraordinario. Dadas sus condiciones geográficas, se desarrolla un microclima templado y calmo. Es ideal para disfrutar en verano de las playas y aguas cálidas.

La zona que rodea la ciudad de Esquel también ofrece atractivos naturales y culturales fascinantes.

El Parque Nacional Los Alerces cuenta con algunos de los mejores campings de la Patagonia, especialmente los que se encuentran a orillas de Bahía Rosales y en los lagos Kruger y Rivadavia. Se pueden realizar caminatas por todo el parque, paseos por el lago, o simplemente pasar el día en la playa.

En este parque se encuentra el famoso Alerzal milenario. Es uno de los bosques de alerce antiguo más grandes del mundo y en él se encuentra un ejemplar llamado “alerce abuelo”, que mide casi 60 metros de altura y tiene más de 2,20 metros de diámetro y ¡2.600 años de vida!.

Desde Esquel, se puede vivir la experiencia de viajar en “La Trochita”, un tren antiguo que recorre un paraíso de 20 km y transporta a sus pasajeros en el tiempo. Es recomendable averiguar con anticipación los días y horarios de funcionamiento y sacar los pasajes previamente para asegurar el lugar.

Muy cerca de Esquel está Trevelin, otra de las ciudades que nació de la colonia galesa. Allí podrás degustar el típico té galés, visitar el molino harinero que da nombre al pueblo, además de otras actividades culturales. 

El entorno es bellísimo. Hay paseos, cascadas, arroyos y lagos para descubrir. Es mucho menos concurrida que ciudades como Bariloche y eso da otro ritmo al viaje.

Viajar a Patagonia, muchas veces supone recorrer largas distancias. Más al sur, ya en la provincia de Santa Cruz, por la ruta 40 sale un desvío que lleva a la Cueva de las Manos, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

Está compuesta por cuevas colgantes donde, en 1972, los arqueólogos encontraron huellas de manos estampadas de 9.000 años de antigüedad y guanacos al galope pintados por pueblos antiguos. Las cuevas están enclavadas en un soberbio desfiladero.

Terminamos el viaje con una de las atracciones más espectaculares de la Patagonia: el Parque Nacional Los Glaciares.

Viajar a Patagonia: Parque Nacional Los Glaciares

Photo by Hans-Jürgen Weinhardt on Unsplash

 

Este enorme área protege el Campo de Hielo Sur y está compuesta por varios glaciares y bosques vírgenes de árboles de lenga, ñire y guindo. 

Las estrellas son el imponente cerro Fitz Roy y el enorme Lago Argentino de color turquesa lechoso. Las pasarelas que llevan al glaciar Perito Moreno permiten verlo de cerca y dimensionar la majestuosidad de la naturaleza.

Hay infinitos lugares que descubrir si decidís viajar a Patagonia, ya sea por la Cordillera de los Andes o por la costa atlántica. El sur argentino es tan grande y asombroso, que deja huella en todos los que la visitan.

No te olvides de cargar tus alfajores patagónicos Memorable y una tortita galesa para que el viaje sea – además – muy delicioso.

Si te gustó el recorrido o querés agregar lugares que conocés, dejanos tus comentarios.  

 

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