Paseo por la costa patagónica: paisajes infinitos

Un entorno natural, rodeado de mar y estepa. Donde el olor a sal, el canto de los pájaros y el murmullo del viento te devuelven la esencia de las cosas buenas que tiene la vida.

La costa patagónica te da la bienvenida. Te acoge con su encanto para que desconectes del mundo mirando la naturaleza en libertad.

Empezamos por la aventura más imponente: avistar la ballena franca austral, luego pasaremos el día rodeados de miles de pingüinos de Magallanes en Punta Tombo y finalizamos el viaje con la deliciosa e increíble tradición galesa que se vive en toda la región.

La majestuosidad de la ballena franca austral

En la Patagonia somos muy afortunados. Nuestras costas son ricas en fauna silvestre: elefantes y lobos marinos, pingüinos de Magallanes, delfines, orcas, zorros, guanacos, choiques, gaviotas y cormoranes – entre tantos más – son parte del paisaje cotidiano.

Pero las protagonistas del espectáculo son, sin duda, las elegantes ballenas. Con sus saltos impresionantes y sus presumidas colas, anuncian su llegada al golfo.

 

 

La zona entre Puerto Madryn y Península Valdés está considerada como uno de los mejores lugares del mundo para ver ballenas.

A partir de junio las ballenas franca austral arriban a los golfos Nuevo y San José en busca de aguas calmas y templadas para realizar su ciclo reproductivo. Van llegando de a poco, luego de haber pasado una temporada o dos alimentándose de krill en las aguas antárticas. 

Si bien la temporada de ballenas va de mayo a diciembre, es entre los meses de septiembre y noviembre cuando más cetáceos se encuentran en la zona. 

El paisaje que predomina es simplemente atrapante. Por un lado, el azul infinito del océano. Por el otro, la estepa patagónica, con arbustos del desierto y pastos de mechones.

Muchas ballenas franca austral suelen quedarse en las aguas del Golfo Nuevo frente a la ciudad de Puerto Madryn y se pueden avistar desde la playa. 

Aunque el mejor lugar para observar ballenas desde la costa es el Área Natural Protegida el Doradillo, una playa a 15 km de la ciudad donde la profundidad del agua permite verlas más de cerca.

Para realizar un avistaje embarcado, hay que ir a Puerto Pirámides, el único pueblo dentro de la reserva natural Península Valdés. Las embarcaciones para ver a las ballenas franca austral sólo pueden salir de ese puerto, de esa forma se busca preservar la tranquilidad del hábitat.

Bajo esa consigna, los barcos respetan a las ballenas, que incluso se acercan por sí solas. Son muy curiosas y amigables, les encanta jugar y mostrarse a los visitantes. El agua cristalina permite verlas de cerca y realmente dimensionar su tamaño. 

Uno puede verlas en fotos, o desde la costa, pero cuando las ve interactuar a tan pocos metros de distancia, la sensación es inolvidable. El silencio del mar y la brisa fresca sólo completan un espectáculo tan natural como imponente.

Algunas ballenas regalan saltos explosivos cerca de los barcos, pareciera que saben cómo emocionar a su público.

Esta excursión suele durar una hora y media aproximadamente, se puede realizar durante el día o al atardecer. Siempre se aconseja llevar abrigo, aunque sea día caluroso, el viento frío del mar impone su presencia cuando se sale a navegar por la zona.

 

En la actualidad las ballenas franca austral se encuentran en peligro de extinción. Por esta razón están protegidas por ley y fueron declaradas Monumento Natural en el año 1984.

 

Caminata entre pingüinos de Magallanes en Punta Tombo

Cerca de 120 km al sur de Trelew, se encuentra la colonia de pingüinos de Magallanes más grande de Sudamérica.

Entre septiembre y abril, se estima que medio millón de pingüinos arriban a esta zona ecológica para incubar sus huevos y preparar a sus crías para la migración. 

Punta Tombo es una zona aislada con un paisaje costero muy pintoresco.

 

 

Senderos perfectamente delimitados guían a los visitantes para que puedan observar el comportamiento silvestre y en total libertad de estos animales. Incluso a veces hay que interrumpir el paseo porque los pingüinos quieren cruzar delante de los visitantes.

El camino es agreste y casi sin intervención humana. Sólo se escucha el viento y el sonido de los pingüinos para comunicarse. 

Según el momento en que se visite, la pingüinera mostrará un espectáculo distinto:

  • En agosto arriban los machos y las hembras en septiembre. Comienza un período de peleas territoriales y cortejos.
  • En octubre cavan los nidos, en lo posible debajo de arbustos. La pareja de pingüinos se mantiene junta e incuban huevos durante 40 días.
  • En noviembre nacen los polluelos y sus padres deben ir al mar en busca de alimento.También están alertas ante el ataque de predadores.
  • En enero los polluelos se animan a alejarse de los nidos.
  • De diciembre a abril mudan el plumaje y se preparan para ingresar al mar. El invierno los encuentra en aguas cálidas del Brasil.

 

Caminar entre pingüinos es una experiencia increíble y de un gran contacto con la naturaeza.

El paisaje sólo transmite paz y respeto. De esos lugares que no se olvidan nunca.

 

Capillas galesas, viaje al corazón de la colonia

Son 16 las capillas galesas que se encuentran en el recorrido del valle inferior del río Chubut. Son 60 km que van desde Rawson hasta 28 de Julio. 

Construcciones sencillas pero trascendentales nos sumergen en la época de la colonia y su forma de vida.

No tienen cruces ni signos religiosos, pero se reconocen fácilmente. Tienen una arquitectura característica, tan sobria como pintoresca. Fueron construidas estratégicamente en el recorrido entre los poblados para que todos los habitantes tuvieran acceso al culto sin desplazarse muchos kilómetros, sobre todo en las épocas de mal clima. También fueron ubicadas lejos de las crecientes del río para cuidarlas de inundaciones.

Los templos significaron mucho más que sostén espiritual para los colonos. 

Funcionaban como escuelas y puntos de encuentro para conversar y tratar temas de interés de la comunidad.

En las capillas se desarrolló el arte coral de los galeses, que en el día de hoy sigue conservandose. 

La ceremonia del té galés surge de las reuniones que la congregación realizaba después del culto. Allí todos compartían deliciosos platos típicos y participaban de charlas que definían el destino de la comunidad.

Entrar a las capillas es como hacer un viaje en el tiempo, conservan su fachada original y ese misterio magnético. Permite adentrarse en la historia de los colonos galeses, asombrarse de cómo vivían y compartían en sociedad. 

Hoy resultan un atractivo imperdible en Rawson, Trelew, Gaiman, Dolavon y 28 de Julio.

El entorno natural es bellísimo. Algunas capillas ofician cultos regulares y conciertos corales de mujeres de ascendencia galesa. 

Si bien las capillas se pueden visitar todo el año (recomendamos averiguar los horarios para encontrarlas abiertas), hay un día que toda la comunidad celebra.

Cada 28 de julio se conmemora el Desembarco del Velero Mimosa en las costas de Puerto Madryn, en el que arribaron los primeros colonos galeses. 

Ese día las capillas se visten de fiesta y realizan la legendaria ceremonia del té galés dentro del templo con todos los presentes. Panes caseros, scons, tortas galesas, tartas de fruta, olores sabrosos, acompañados del teteras humeantes, emocionan a pobladores y visitantes

Pasaron largos años desde su llegada en 1865. La comunidad galesa ha crecido y evolucionado. Aun así, sus tradiciones y valores arraigados se mantienen intactos. 

Como la receta de nuestra torta galesa que seguimos elaborando respetando cada paso que nuestra bisabuela Hilda Jones de Jones nos legó.

 

¿Te gustó el recorrido por nuestras costas patagónicas? 

Cuando vengas por Trelew pasá a visitarnos por nuestra fábrica y te contamos más. Y quizás, hasta te llevás un pedacito de la Patagonia con vos.

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