Hoy, gracias a internet y las redes sociales nos hicimos más populares, pero la clave de nuestra comunicación es hacerlo uno a uno, charlando con cada cliente, generando vínculos que hagan que el cariño depositado en cada producto no se pierda en el camino.
El tema de los precios también es importante. Todos nuestros productos están hechos con materias primas de primera calidad y son elaborados por personas. Lo que significa que hay manos amasando, cortando, cocinando, rellenando. La creación de cada una de nuestras tortas galesas, alfajores o chocolates llevan implícitas horas de dedicación, paciencia y cariño, que difícilmente pueda transmitir una máquina. Y eso tiene un costo mayor que en un producto industrializado.
Otro factor muy significativo en la venta de productos artesanales es el impacto a nivel local, en nuestra comunidad. Genera atractivo, identidad. Los habitantes locales nos emocionan cada vez que nos eligen para hacer un regalo a alguien de otra ciudad.
También promocionamos acciones con otros productores regionales para potenciar sus productos, nos involucramos en proyectos ambientales y culturales; y nos comprometemos con las raíces galesas de nuestra tierra.
Eso que no me enseñaron en la universidad
Durante mis años estudiando en la universidad aprendí mucho de gestión empresarial, comunicación, producción y demás. Pero cuando llegaba el momento de enfocarse en PyMES los ejemplos eran de metalúrgicas con 70 empleados. Y lo que se aplica en una empresa mediana e industrial no vale para una pequeña y artesanal.
Me encontré que cuando se trata de elaboración de productos artesanales con una estructura muy pequeña, no hay libros ni recetas para implementar.
De todas formas, tuve la gran suerte de ir experimentando muchas cosas que iba aprendiendo en la universidad directamente en la fábrica de Memorable.
Incluso hoy, si tuviera que dar consejos a una empresa pequeña y artesanal como la mía, no tendría una receta de gestión para darles.
Y lo que me llevó a salvar esta carencia fue saber vender. El hecho de haber aprendido a vender desde chico viendo a mis padres haciéndolo me dio las bases para después seguir aprendiendo.
Me encontré que cuando se trata de elaboración de productos artesanales con una estructura muy pequeña, no hay libros ni recetas para implementar.
Mi gran entrenamiento como vendedor vino de la mano de las ferias gastronómicas de las que participamos desde los inicios de Memorable, y en las giras por los lugares más recónditos de la Patagonia vendiendo a negocios para que revendan nuestros productos.
Para nosotros vender no significa cobrar por un producto. Para nosotros vender significa crear vínculos, relaciones duraderas con cada uno de los clientes.
Si nos hubiéramos dedicado a despachar alfajores y tortas, ya nadie se acordaría de nosotros.
Ese cara a cara del que tanto aprendí, ya no existe mucho. Hoy la virtualidad ganó terreno y el vínculo entre vendedor y cliente está evolucionando hacia una nueva forma de relacionarse.
En un mundo altamente interconectado y digitalizado, donde todo se estandariza, se automatiza y se “escala” para vender más, suele pasar que el eslabón más olvidado es el del propio cliente.
Ahora tenemos otros canales, pero para nosotros, la atención sigue siendo de personas.
Cuando nos mandan un email, o un whatsapp estamos nosotros del otro lado contestando. Podríamos tener todo mucho más automatizado, pero no queremos perder lo más valioso que tenemos: la relación personal con nuestros clientes.
Vender productos artesanales no es lo mismo que vender otro tipo de productos. Cada elaboración está cargada con horas de trabajo, tradiciones y cariño. Hacerlo conlleva un desafío muy grande, implica valerse de toda la creatividad para dar a conocer los productos, ir puerta por puerta ofreciendo, charlar con la gente, cuidar al máximo la calidad de los ingredientes, aprender a contar nuestra historia.
Porque lo más importante de vender productos artesanales, además de generar trabajo, es compartir parte de nuestras tradiciones y raíces; y lograr un impacto positivo en nuestra comunidad.