Sabores de verano patagónico

Descubrí la gastronomía patagónica en su temporada más soleada

El verano patagónico invita a explorar sabores frescos, auténticos y profundamente conectados con la tierra y el mar.

En cada rincón de la región, los sentidos se convierten en exploradores de lo silvestre. Las experiencias gastronómicas están marcadas por la impronta de esta tierra.

Particularmente en esta estación, la riqueza culinaria es muy variada gracias a la disponibilidad de ingredientes frescos que logran platos deliciosos.

Vení, te invitamos a hacer un recorrido por los sabores que definen el verano patagónico.

 

Frutas y verduras de estación: frutos de suelo limpio y aire puro

El Valle Inferior del Río Chubut es un paraíso de sabores, las chacras locales ofrecen frutas y hortalizas frescas. Los alimentos destacan por su calidad ya que se desarrollan en un entorno libre de contaminación.

Entre las hortalizas, las chacras cosechan zapallitos, lechugas, rúcula, albahaca, morrones, zanahorias y remolachas. También se consiguen choclos dorados, papas y zapallos.

En cuanto a las frutas, el valle se llena de duraznos, ciruelas, frambuesas, citrón, peras y manzanas, cultivadas en chacras familiares que combinan tradición y cuidado artesanal.

Pero las protagonistas indiscutidas de la región son las cerezas, reconocidas por su calidad de exportación y su textura inigualable.

Estas frutas no solo son ideales para comer frescas, sino que también inspiran deliciosas tartas y postres caseros, jugos naturales y conservas.

Los mercados locales y las ferias de productores en Gaiman y Dolavon son puntos de encuentro para quienes buscan lo auténtico de esta tierra. Ahí, los agricultores comparten con orgullo el fruto de su trabajo, manteniendo viva una tradición agrícola que conecta a los visitantes con la tierra.

Las frutas de estación también son el alma de las mermeladas y dulces artesanales que encontramos en tiendas y casas de té locales. Éstas preparaciones llevan el sabor del Valle a las mesas de todo el país.

 

Pescados y mariscos: la frescura del mar

El océano patagónico nos regala una riqueza incomparable en pescados y mariscos, y el verano es el momento ideal para disfrutarlos en su máxima frescura.

Los langostinos patagónicos están considerados entre los mejores del mundo. Su textura firme y su sabor delicado los convierten en un ingrediente versátil que resalta en platos como arroces, ensaladas frescas, empanizados o simplemente grillados con un toque de limón. También son infaltables en las tradicionales picadas de mariscos que combinan los sabores del océano.

 

 

Además de los langostinos, la costa chubutense es admirada por su variedad de mariscos. Mejillones, pulpos y calamares, capturados en las aguas frías y limpias de la región.

Los pescados también ocupan un lugar especial en la gastronomía patagónica. La merluza, fresca y de carne blanca es una de las favoritas en la región. Puede disfrutarse al horno con hierbas aromáticas, a la plancha o parrilla, o incluso rebozada y acompañada de papas rústicas.

Puerto Rawson y otras localidades costeras como Puerto Madryn son destinos ideales para quienes desean degustar estos productos directamente del mar.

 

Cordero patagónico: un clásico al asador

El cordero patagónico es uno de los emblemas gastronómicos de la región. Ningún viaje por estas tierras estaría completo sin probar esta especialidad. Su carne tierna y su sabor característico son el resultado de una crianza a campo libre y alimentación basada en los pastos y arbustos autóctonos.

 

 

En verano, el cordero se consigue fresco y se convierte en el centro de las reuniones al aire libre. Aunque hay múltiples maneras de prepararlo, la tradición manda a asarlo lentamente a la cruz, una técnica que resalta su sabor natural y lo mantiene jugoso. Este método es casi un ritual que reúne a familias y amigos en torno al fuego.

Experiencias en viñedos: vinos y paisajes

En el verano patagónico, los viñedos del Valle del Río Chubut se convierten en un destino mágico que combina naturaleza, sabores y cultura. Con una creciente reputación en el mundo del vino, la región ofrece cepas como Pinot Noir, Malbec y Cabernet Franc, reconocidas por su frescura, acidez equilibrada y carácter único, moldeado por el clima frío de la Patagonia.

Bodegas como Punta Ninfas, cerca de Trelew, no solo producen vinos de alta calidad, sino que también invitan a los visitantes a sumergirse en la vida del viñedo. Las visitas guiadas permiten conocer de cerca el proceso de producción, desde la cosecha manual hasta la elaboración artesanal. El recorrido culmina con degustaciones al aire libre, donde el vino se marida con platos regionales.

Otra joya de la región es Bardas al Sur, el primer viñedo de Gaiman. Este emprendimiento familiar destaca por sus vinos Malbec y Pinot Noir, elaborados en pequeñas partidas que reflejan la esencia del valle. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de un entorno tranquilo y acogedor mientras degustan vinos directamente del productor.

Estas experiencias en viñedos no solo ofrecen vinos excepcionales, sino también paisajes de ensueño, con vistas a las chacras y las mesetas patagónicas. Los almuerzos al aire libre y las catas personalizadas convierten a cada visita en un momento inolvidable, donde la cultura del vino y la gastronomía regional se fusionan en perfecta armonía.
Más información acá.

Picnics en la naturaleza: al aire libre todo sabe mejor

Las playas de toda la costa chubutense son espacios perfectos para disfrutar de un picnic durante el verano patagónico. Con la brisa fresca, el paisaje infinito y los sabores regionales, estos momentos al aire libre son una invitación a redescubrir el encanto de lo simple.

Una canasta bien surtida es el corazón de cualquier picnic. Panes caseros, quesos artesanales y ahumados patagónicos aportan el toque salado, mientras que frutas frescas de la región como duraznos, peras y cerezas añaden frescura y dulzura.

Para postre o merienda, te sugerimos llevar unos bocaditos Memorable o alfajores patagónicos extra grandes. Son perfectos para acompañar el mate, disfrutando de un atardecer en el mar.

Hacer picnic en la naturaleza no es solo una comida, es disfrutar del paisaje, tomar aire puro y conversar durante horas. Un momento para vivir con todos los sentidos.

Postres y meriendas: lo dulce nos puede

El calor patagónico es la excusa perfecta para deleitarse con postres ligeros y refrescantes. Las heladerías artesanales ofrecen, cremosos sabores regionales. También podés probar el alfajor patagónico en su versión helada, sólo hay que ponerlo un rato en el freezer y queda ex-qui-sito.

Tip gourmet: una porción de torta galesa servida con helado de vainilla y frutas frescas de estación, pueden ser frambuesas o frutillas para agregar acidez. Un manjar.

El verano patagónico es un deleite que despierta los sentidos y seduce el paladar. Cada ingrediente, cada plato, cuenta una historia de la tierra y sus tradiciones. La gastronomía patagónica nos conecta con lo original y lo simple de los sabores autóctonos.

Si venís por Puerto Madryn o Trelew no te olvides de pasar por nuestros locales a saludarnos 🙂

 

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